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viernes, 29 de octubre de 2010

¿Qué es la vida'





¿Qué es la vida?
Erwin Schrödinger.
Colección Metatemas. Editorial Tusquets. 142 págs. 12 €



"¿Qué es la vida?" del premio Nobel de Física Erwin Schrödinger es un clásico de la divulgación científica. Escrito en 1943, se plantea desde la Física saber si la Química y su saber biológico podrá ser desentrañado con los parámetros y la seguridad de la Física.


página 19, en el párrafo "Física estadística. La diferencia fundamental en estructura":


La parte más esencial de una célula viva —la fibra cromosómica— puede muy bien ser denominada un cristal aperiódico. En Física, sólo hemos tratado hasta ahora con cristales periódicos. Para la mente de un humilde físico, estos últimos son objetos muy complicados e interesantes; constituyen una de las más complejas y fascinantes estructuras materiales que confunden su comprensión de la naturaleza. Ahora bien, comparados con un cristal aperiódico, resultan bastante sencillos y aburridos. La diferencia entre ambas estructuras viene a ser como la que encontramos entre un papel pintado en la pared, en el que el mismo dibujo se repite una y otra vez en períodos regulares, y una obra maestra del bordado, por ejemplo, un tapiz de Rafael, que no presenta una repetición tediosa, sino un diseño elaborado, coherente y lleno de sentido, trazado por el gran maestro.


página 21, en el párrafo "¿Por qué son tan pequeños los átomos?":


Supongamos que pudiéramos marcar las moléculas de un vaso de agua; vertamos entonces el contenido del vaso en el océano y agitemos de forma que las moléculas marcadas se distribuyan uniformemente por los siete mares; si después llenamos un vaso de agua en cualquier parte del océano, encontraremos en él alrededor de un centenar de moléculas marcadas. (Naturalmente no encontraríamos exactamente cien (aún cuando éste fuera el resultado exacto del cálculo). Podríamos encontrar 88 ó 95 ó 107 ó 112, pero muy difícilmente tan pocas como 50 o tantas como 150).


página 119:

La estructura de la materia viva no puede reducirse a las leyes ordinarias de la Física. Su constitución es diferente de todo lo que hasta ahora se ha venido experimentando en un laboratorio de física. Un ingeniero familiarizado sólo con máquinas de vapor, después de examinar la constitución de un motor eléctrico, estará dispuesto a decidir que éste funciona de acuerdo con principios que todavía no entiende. Hallará el cobre, que le es familiar como componente de las calderas, utilizado aquí en forma de larguísimos hilos arrollados en bobinas; el hierro, igualmente familiar por las bielas, barras y pistones, lo encontrará aquí rellenando el interior de aquellas bobinas de hilo de cobre. Estará convencido de que se trata del mismo cobre y del mismo hierro, sujetos a las mismas leyes de la Naturaleza, y está en lo cierto. Pero la diferencia en la constitución es suficiente para advertirle de que se trata de un funcionamiento muy diferente. Por el hecho de que se ponga a girar conectando un conmutador, sin tener caldera ni vapor, no supondrá que un motor eléctrico está impelido por un fantasma.


Sobre la pregunta que se hace al principio acerca de si la Física podrá llegar a explicar los fenómenos de la Química, concluye que sí, aunque se harán necesarias ciertas adaptaciones del pensamiento.



página 134, en el Epílogo "Sobre el determinismo y el libre albedrío":


A partir de las primeras grandes Upanisad, la identificación ATHMAN = BRAHMAN (el yo personal equivale al eterno Yo omnipresente que lo abarca todo), lejos de constituir una blasfemia, era considerada en el pensamiento hindú como representación de la quintaesencia de la más honda penetración en los acontecimientos del mundo

miércoles, 13 de octubre de 2010

Dama Sarashina





Sueños y ensoñaciones de una Dama de Heian.
Dama Sarashina.

Colección Ars Brevis. Editoral Atalanta. 168 págs. 18 €.


Suave y efímero como un pétalo de flor de cerezo, el libro de Dama Sarashina nos permite conocer la vida cotidiana del Japón del año 1000 y descubrir lo poco que cambian los sentimientos humanos frente a la grandeza natural de los pequeños datos cotidianos.

Cortesana de la princesa imperial a los 31 años, escribió estos 25 relatos de sus memorias a los 50. En ellos repasa sus memorias con el esquema literario del momento: breves poemas "waka", especie de "haiku", que resumen los momentos de inspiración, comentados en el contexto del relato de los hechos que los vio nacer.

Permanentemente presente el espíritu condensado del arte japonés, nos sorprende con títulos de los capítulos como "El bosque de la nostalgia por los hijos" o con poemas que han pasado a los anales de la literatura japonesa como el que escribe la autora cuando le preguntan qué estación le gusta más entre la primavera y el otoño:


Me quedo con la luna vaga de primavera,
cuando el cielo de un verde tierno y los cerezos en flor

están envueltos por la caricia de la bruma.

Esa bruma omnipresente en el arte nipón, en la literatura y en la pintura, que tan presente podemos disfrutar en Valdeorras en los entretiempos primaverales y otoñales.


Muy recomendable, el libro, para quien haya decidido eliminar las prisas de su vida por ser el germen de todos los males de los tiempos presentes.